SE CONSIGUE LA AUTONOMÍA DE LA IGLESIA PENTECOSTAL
UNIDA DE COLOMBIA
La Consolidación de la Iglesia Pentecostal Unida de
Colombia.
Páginas 273-321. Primera
edición © 2008 IPUC.
"La Historia es una realidad
indispensable que el pueblo de Dios necesita conocer y analizar con absoluta
seriedad, si pretende fortalecer su identidad y sentido de pertenencia"
Consciente de ello, la Iglesia Pentecostal Unida de Colombia, ha estado desarrollando un proyecto de investigación con el fin de reconstruir su historia.
"Con el
material recuperado se ha logrado formar un centro de documentación histórico,
en el cual se conserva un archivo textual, magnetofónico y visual. Además de
una fototeca y un museo"
"Paralelo a la expansión y
consolidación de la obra, en el trasfondo de la iglesia también se irían a
producir grandes cambios administrativos, todo ello como resultado de una
organización que iba en continuo crecimiento"
Por tal razón, dedicaremos este
capítulo al análisis de los factores externos e internos que trajeron como consecuencia
la autonomía de la Iglesia Pentecostal Unida de Colombia, entendiendo dicho
evento no como un hecho aislado o coyuntural,
"sino como un proceso
administrativo que se estaba gestionando desde hacía varios años"
Infortunadamente no existen documentos
oficiales que correspondan a la etapa de la administración de los misioneros.
Por alguna razón que no conocemos, las actas de esa época no aparecen en el
archivo oficial de la Iglesia Pentecostal Unida de Colombia.
"Solamente se ha
logrado rescatar un acta del Concilio Misionero y otra de la Junta Nacional,
correspondientes a dicho momento histórico"
Así que, los documentos más antiguos
que reposan en el archivo de la iglesia datan del año 1966, cuando ya la
autonomía estaba en marcha. Sin embargo, basados en el testimonio de las
personas que vivieron el proceso y teniendo en cuenta las posteriores actas y
documentos que lo mencionan, haremos un análisis histórico de cada uno de los
eventos que relacionados uno con otro dieron, como resultado la autonomía de la
Iglesia Colombia.
Dichos episodios estan divididos en 8 capitulos y fueron:
Dichos episodios estan divididos en 8 capitulos y fueron:
- La separación entre la Iglesia de Canadá y Estados Unidos
- La renuncia del misionero Larsen a la iglesia de los Estados Unidos
- La propuesta de la iglesia de los Estados Unidos UPCI (United Pentecostal Church) o IPUI
- Los colombianos asumen el reto
- La renuncia de los misioneros Thompson y Morley
1. LA SEPARACIÓN ENTRE LA IGLESIA DE CANADA Y LA DE ESTADOS UNIDOS:
La separación entre la iglesia
canadiense y estadounidense también se dio en un contexto histórico que ocupó
varios años. Para tener una idea de cómo se dieron los acontecimientos sería
interesante narrarlos desde el principio a continuación:
Recordemos que el hermano Larsen había
sido enviado como misionero a Colombia por la [Fraternidad de Iglesias del
Evangelio Completo que se había conformado desde 1931, pero que en 1939 se
organizó formalmente como La Iglesia Pentecostal del Evangelio Completo] con
sede en Canadá. Esta tenía un fuerte énfasis en las misiones y bajo la
orientación de Wynn T. Stairs, su director de misiones extranjeras, comenzó
desde 1932 a incursionar en algunos países, entre ellos Colombia. Aún era la
época en que muchas iglesias del Nombre de Jesús independientes, se estaban
asociando para formar grupos más fuertes; y en ese contexto histórico fue
enviado el hermano Aksel Verner Larsen en 1937. (Leer Apéndice de «Una Historia
que no Termina» Tomo I, página 301).
Ya para 1945, cuando la obra en Colombia llevaba 8 años de haberse iniciado, se produjo el acuerdo entre las Asambleas Pentecostales de Jesucristo y la Iglesia Pentecostal Incorporada, dando nacimiento a la UPCI (United Pentecostal Church), con sede en San Louis Missouri, Estados Unidos. [En el año de 1946 La Iglesia Pentecostal del Evangelio Completo también se fusiono a la Iglesia Pentecostal Unida Internacional]. Con la unión de estas organizaciones, la iglesia colombiana quedó bajo la dirección de la nueva sede, como Distrito Misionero de la Iglesia Pentecostal Unida, y el esfuerzo misionero se aumentó considerablemente, ya que fueron enviados a Colombia varios misioneros, tanto del Canadá como también de los Estados Unidos; entre ellos William Drost, William Thompson y Lewis Morley.
Al respecto, Campo Elías Bernal, dice:
“Había ya una serie de proyectos,
porque la iglesia de Estados Unidos y Canadá ya se conocían; entonces
trabajaban juntas… Aquí en Colombia trabajaba el hermano Ball, con Estados
Unidos; y el hermano Larsen, con el Canadá. Sin ser unidos, tenían una cooperación
por la afinidad doctrinal. Y en el 45 se unieron…”[273]
Sobre la fusión de las dos
organizaciones, Álvaro Tórres agrega:
“Llegaron a acuerdos, pero el acuerdo
no era definitivo; era un acuerdo de prueba a ver qué tal salía; y tenía
condiciones:
- 1) Las propiedades quedaban a nombre de cada iglesia.
- 2) Cada uno era autónomo en su país.
- 3) Tendrían una Junta Internacional,
pero el director
de misiones extranjeras sería siempre canadiense… En Canadá la pasión era el
evangelismo. Ellos pidieron eso y se los dieron. El día que no funcionaran se
retirarían con todo, sin peleas… el pacto fue ese”[274]
En uno de los documentos que se
conservan en nuestro archivo figura una circular enviada en pleno fragor de la
separación (diciembre 10 de 1964), por los hermanos Wickens y Beesley,
Superintendente y Secretario respectivos de la Iglesia canadiense, en la que recuerdan el acuerdo que se había
firmado entre las dos organizaciones en el año de 1946.
Cuatro de las cláusulas decían:
Cuatro de las cláusulas decían:
- a)Que excluimos las palabras “Evangelio Completo” de nuestra personería jurídica y añadimos “Unida” en su lugar, y hacemos los cambios en la personería que sean necesarios.
- b)Que las propiedades actuales de la Iglesia Pentecostal Incorporada del Evangelio Completo, pasan a ser propiedad del Distrito Marítimo de la Iglesia Pentecostal Unida.
- d)Que haya siempre un miembro de la Junta Misionera residiendo en Canadá...
- f)En caso de que los hermanos canadienses o algunos miembros sientan su deseo de retirarse, podrán retirarse bajo dos terceras partes del voto mayoritario. También la personería jurídica de la Iglesia Pentecostal del Evangelio Completo, y las propiedades obtenidas pasarán a ser propiedad de los hermanos canadienses sin votación formal por parte de la Junta General o de la Asamblea General.[275]
Este documento fue firmado en St
Stephen New Brunswick Canadá el 15 de mayo de 1946 a las 2:30 P.M. Las
cláusulas fueron aprobadas por mayoría, arrojando una votación con el siguiente
resultado: Sí: 35 votos y No: 2 votos. Fue aprobada.
Como se puede observar, aunque las dos
organizaciones [es decir La Iglesia Pentecostal Unida y La Iglesia Pentecostal
del Evangelio Completo (del Distrito Marítimo del Canadá)] estaban unidas,
había cláusulas que preveían una futura separación.
Fue así como en 1962 se presentaron
dificultades de tipo administrativo en la relación de las dos iglesias y se
iniciaron las negociaciones para la separación administrativa; aunque se
afirmaba que seguirían funcionando como organizaciones hermanas y mantendrían
la fraternidad espiritual.
Hermano Wynn T. Stairs en compañía de su esposa. El hermaono Stairs, fue Director de Misiones Extranjeras de la United Pentecostal Church, hasta 1962 |
Para ese entonces, la dirección de las
misiones extranjeras de la UPCI todavía estaba a cargo del hermano Wynn T.
Stairs, quien dirigía dicho departamento desde que se había dado la fusión
entre las dos organizaciones. Sin embargo, las políticas misioneras que estaba
adelantando el hermano Stairs, especialmente en Colombia, no gozaban de la
plena aceptación de la Junta General y se habían presentado discrepancias.
Para dar un ejemplo concreto:
En la reunión que tuvo lugar en Palmira los primeros días de enero de 1962, entre los delegados del Norte y el Concilio Misionero, el tema candente fue el conflicto que se estaba suscitando entre las dos iglesias del norte.
En la reunión que tuvo lugar en Palmira los primeros días de enero de 1962, entre los delegados del Norte y el Concilio Misionero, el tema candente fue el conflicto que se estaba suscitando entre las dos iglesias del norte.
"Alguien del Concilio
Misionero preguntó qué pasaría con Colombia si se daba la separación"
El hermano Stairs dio a entender con
su respuesta que Canadá se quedaría con Colombia, por ser ellos los pioneros.
Por su parte, el hermano Morgan no respondió nada al respecto, pero sí presentó
una serie de resoluciones que prácticamente aseguraban la hegemonía de la iglesia
americana sobre la obra en Colombia. Además se notó un ambiente tenso entre los
dirigentes máxime cuando mostraron puntos de vista diferentes en los debates.
[276]
Citemos unas de las resoluciones que
fueron presentadas por el hermano Morgan:
- CONSIDERANDO que nos hemos encontrado con serias dificultades en otros lugares debido a la mala organización no autorizada por la Junta Ejecutiva de la Iglesia Pentecostal Unida y sin el conocimiento del Departamento de Misiones Extranjeras.
- SE RESUELVE: Que los hermanos Stairs, Larsen, Thompson, Morley y la Hna. Morley, vayan a Bogotá y consulten con un abogado para investigar todas las vías disponibles a la Iglesia Pentecostal Unida para organizar mejor nuestro trabajo en Colombia.
- SE RESUELVE ADEMÁS: Que no gobernará ninguna Junta para la supervisión del trabajo que sea formada de misioneros y ministros nacionales hasta que sea ratificada por la Junta Misionera y la Junta General.[277]
Al regreso a los Estados Unidos de los
dos dirigentes, la Junta General envió un comunicado al hermano Larsen
diciéndole que, en adelante, ellos como Junta General, intervendrían
directamente en la obra misionera, ya que el hermano Stairs, Director de
Misiones, estaba tomando decisiones sin consultarles y eso estaba ocasionando
problemas.
Analicemos la carta que el
Superintendente Morgan le envió al hermano Larsen:
Adjunto, usted encontrará una copia de
una orden ejecutiva que regirá su trabajo en Colombia y en todas partes hasta
que la situación sea referida a la Junta Ejecutiva General para su
consideración. Lamentamos que tal acción haya sido necesaria, pero debido a la
afirmación hecha por el Director de Misiones, que él no permitiría que la Junta
Ejecutiva gobernara su actividad en la obra misionera y su cuestionamiento
sobre la autoridad del Superintendente General para intervenir, la orden
ejecutiva fue necesaria.
“El Director de Misiones está
intentando disolver el acuerdo de unión que se hizo algunos años atrás y afirma
que Colombia y Ecuador serán el campo misionero de su obra nacional revivida.
Frente a su decisión la cual nunca ha sido discutida ni mencionada por él a la
Junta Ejecutiva General ni a la Junta Misionera, no tengo otra alternativa.
Esta orden ejecutiva regirá su actividad hasta nueva orden la cual saldrá de la
próxima reunión que tenga la Junta”. [278]
Como el hermano Stairs era un
dirigente de mucha influencia en el Canadá, los problemas comenzaron a
repercutir especialmente en el Distrito Marítimo, que era el distrito
conformado por las provincias marítimas. [27
De manera que se convocó una reunión
en abril de 1962 en Fredericton, capital de la provincia de New Brunswick, para
considerar la posibilidad de que el Distrito Marítimo se desafiliara de la UPC,
pero la proposición no se aprobó, y aunque dicho distrito siguió afiliado a la
UPC, las tensiones continuaron, al punto de que a finales del mismo año, Stairs
en reunión con la Junta General renunció a la Dirección de Misiones de la UPC
con sede en San Luis pero siguió siendo el Director de Misiones del Distrito Marítimo
del Canadá. [280]
Posteriormente se reunió la Junta
General de la UPC con el Distrito Marítimo, el cual tenía listo un acuerdo para
retirar su afiliación de la UPC, pero después de intensas discusiones acordaron
que por conveniencia legal trabajarían unidos hasta el 1 de enero de 1965,
anteponiendo como condiciones que se respetaría el acuerdo de 1946, que Canadá
tendría su propio Director de Misiones Extranjeras y también su propia oficina
misionera. [281]+
El Distrito Marítimo, era un ala fuerte de la iglesia
canadiense que tenía su carta de dominio o personería jurídica particular,
adscrita bajo el nombre de Iglesia Pentecostal Incorporada del Evangelio
Completo. Ellos querían mantener su identidad jurídica pero al mismo tiempo
mantener su fraternidad espiritual con la UPC. (Ver anexos).
Oscar Vouga con su esposa, Director de Misiones Extranjeras por la United Pentecostal Church en 1962, en reemplazo de Wynn T. Stairs |
De tal manera que el conflicto que
hasta el momento se había circunscrito a las dos organizaciones tomó
proporciones internacionales, pues de ahí en adelante Colombia se convirtió en
la:
“manzana de la discordia”, ya que era reclamada por las dos sedes
Como ya había un preacuerdo de
separación, las discusiones se concentraron en Colombia, y el hermano Vouga
implementó algunos cambios al interior de la administración colombiana, como
fue la instauración en la asamblea de Barranquilla de 1963, de la primera
constitución de la iglesia colombiana, y el nombramiento de la primera Junta
Nacional, que de alguna manera se convirtieron en el primer paso hacia la
autonomía
Al respecto el hermano Zúñiga, en una
carta que le envió al hermano Larsen después de la autonomía, le recordaba la
manera en que la iglesia había quedado ligada a los Estados Unidos, sin dejarle
alternativas a los hermanos canadienses, asi:
“Todos nosotros los oficiales de la
Junta Nacional derivamos nuestros cargos de autoridad de San Luis en virtud de
la famosa constitución del 63, que nos fue impuesta a la brava en Barranquilla.
Creo que desde ese tiempo ya se había iniciado un movimiento por parte de los
hermanos canadienses para separarse de San Luis. Entonces ¿por qué se nos dejó
imponer tal constitución que nos amarró a San Luis de esa forma?”(282)
Así que, la idea de la nacionalización
se estaba gestando en el Norte, desde el año 1962, y los hermanos de Estados
Unidos, con la Constitución que instauraron en Colombia, dieron un paso
adelante con respecto a los canadienses, para la nacionalización de la iglesia
colombiana.
Llegado el plazo en que Canadá se
desafiliaría de Estados Unidos, se reunieron las delegaciones de ambas partes
para tratar de dar solución al conflicto pero no se pudo llegar a un arreglo, y
el 4 de noviembre de 1964 las dos organizaciones se separaron. Aunque un grupo
de iglesias canadienses decidió continuar con la UPC.
Estados unidos le restó importancia al
derecho de los canadienses sobre Colombia, aduciendo que las cláusulas no
afirmaban nada al respecto.
Además al principio ellos no estaban de acuerdo con la independencia de la obra en Colombia, como lo expresa la siguiente circular, emitida a todos los ministros ordenados de la UPC, en la que explican los pasos dados para la separación:
Además al principio ellos no estaban de acuerdo con la independencia de la obra en Colombia, como lo expresa la siguiente circular, emitida a todos los ministros ordenados de la UPC, en la que explican los pasos dados para la separación:
“El siguiente paso fue que una delegación
de tres del Distrito Marítimo se reunió con la Junta General en San Antonio y
formuló una solicitud para que la Iglesia Pentecostal Unida terminara su labor
en Colombia, y permitiera que los colombianos trabajaran por su propia cuenta
sin ningún tipo de control de los Estados Unidos o Canadá.
Esta petición se basó sobre una
supuesta disposición en el acuerdo de fusión entre la Iglesia Pentecostal Unida
y la Iglesia Pentecostal del Evangelio Completo, que estipuló que en caso de
que los hermanos del Distrito Marítimo decidieran volver a su antiguo estado en
alguna fecha futura, también retomarían la labor en Colombia comenzada algunos
años antes.
Dado que se trata de un asunto de
misiones extranjeras, nuestra Junta de Misiones Extranjeras la ha considerado
en el temor de Dios, e hizo una recomendación a la Junta General que
continuemos la labor en Colombia hasta el momento en que esté lo mejor
preparada para seguir por su propia cuenta. Una copia de la recomendación de la
Junta de Misiones Extranjeras se adjunta a fin de que ustedes comprendan
nuestros sentimientos sobre este asunto. La Junta General votó a favor de
aceptar la recomendación de la Junta de Misiones Extranjeras e informó a la
delegación del Distrito Marítimo. Por otra parte, la Junta General no ve nada
en el párrafo anterior en el acuerdo de fusión que nos obligue a devolver a
Colombia o cualquier otro campo misionero a los hermanos del Distrito Marítimo,
en caso de separación”. [283]
Según lo anterior, fueron los
canadienses los primeros en proponer la autonomía de la obra en Colombia pero
fueron impedidos por los hermanos de los Estados Unidos, que al principio no
estaban de acuerdo.
Por su parte, los canadienses
respondieron con la siguiente circular enviada también a todos los ministros de
la UPC.
“El trabajo misionero en Colombia,
S.A, fue iniciado por los Distritos Marítimos en 1932, más de 13 años antes de
que se fusionara con la UPC, y Colombia se fusionó con nosotros. St. Louis, no
sólo entró en acuerdo con los Marítimos en su fusión, sino que también
garantizó al Distrito Marítimo el derecho a tener su propio director de
misiones para la obra JUNTAMENTE CON el director de St Louis. Por lo tanto, nos
parece que debería concederse un cierto reconocimiento en la supervisión del
trabajo en Colombia, en caso de que los acuerdos signifiquen algo.
Por otra parte, lamentamos que la
Junta General no vea nada en el acuerdo de fusión para que Colombia retorne
otra vez con nosotros, como señala en la circular enviada a todos nuestros
ministros del Distrito Marítimo.
Deberíamos llamar su atención sobre
las palabras en el párrafo F, «las propiedades acumuladas y presentes pasarán a
ser propiedad de los Hermanos Canadienses».
Les anticipamos el hecho de que la
obra colombiana fue establecida, supervisada y sostenida por nosotros y unida a
nosotros seguramente esto estaría cobijado por la palabra «presentes» y lo
dejamos a su honor y principios cristianos para interpretar el resto de la
cláusula.
"En esto el Presidente de la
Junta de Misiones Extranjeras sabía de una delegación que iba a tratar de
trabajar en pro de un acuerdo mutuo con respecto a la obra colombiana, y
especialmente en vista del acuerdo de fusión, a nuestro juicio, la delegación
debió tener por lo menos la cortesía de una audiencia ante la Junta de Misiones
Extranjeras que presentó sus recomendaciones a la Junta General, la cual fue
aprobada por la Junta General”. [284]
Canadá notificó a la sede de la UPC en
San Luis, Missouri, su decisión de volver a trabajar por separado y su renuncia
a la membrecía de dicha organización, recordándoles que el convenio inicial les
autorizaba retirarse con lo que habían ingresado, y por lo tanto se retiraban
de las misiones con las misiones en Colombia.
La UPC consideró la terminación
del convenio de unión como una actitud divisionista por parte de las Asambleas
Pentecostales de Jesucristo y también reclamó las misiones en Colombia.
Analicemos lo que el hermano Stairs le
comunica al hermano Larsen con respecto a la decisión que se tomó:
“… nuestras negociaciones se han roto
con la UPC en San Luis; así que los hermanos se reunieron en noviembre 4, y
votaron en un 75% para regresar a nuestro estado de antes de mayo 15 de 1946.
Fue totalmente imposible hacer algún
arreglo con ellos en San Antonio. De hecho ellos rechazaron reunirse con
nuestro comité y escuchar nuestros ruegos por justicia y por lo que es
correcto; sencillamente nos llamaron y nos anunciaron que ellos iban a mantener
a Colombia y que nosotros en New Brunswick no podíamos hacer ni decir nada
sobre este asunto; y que ellos lo
manejarían y tomarían la iniciativa en todas las cosas. Bien, sencillamente no
podíamos aceptar esta forma dictatorial y trato desigual. Ahora, tenemos que
estar pendientes y ver donde caerán los pedazos”[285]
2. LA RENUNCIA DE EL HER. LARSEN A A IGLESIA EN LOS EE. UU (UPCI):
Las tensiones producidas entre estados
Unidos y Canadá dejaban al hermano Larsen en una posición incómoda, pues él se
enteró de las discusiones desde 1962. Como la obra en Colombia estaba a cargo
suyo, continuamente tenía que recibir órdenes tanto del hermano Vouga, nuevo
Director de Misiones de la UPC, como del hermano Stairs, Director de Misiones
del Canadá. Por tal razón, el misionero procuró mantener dicha situación en reserva,
con el fin de que el conflicto no afectara la obra en Colombia.
Por ejemplo, a comienzos de 1962 le
ordenaron desde Estados Unidos la suspensión inmediata de la ceremonia de
ordenación de algunos pastores, sin ninguna razón justificada. Esa decisión
creó un clima de tensión, puesto que él la interpretó como indicio de que no
gozaba de la plena confianza de la UPC para realizar dicha ceremonia. Así que
la ordenación de siete ministros colombianos se pospuso hasta el mes de
septiembre del mismo año, mientras por correspondencia se aclaraban las cosas.
Miremos algunos apartes de la carta
que el hermano Larsen envía al Superintendente Morgan, donde expresa su
descontento por dicha situación:
“Lo que me preocupa ahora es que no sé
cómo actuar exactamente bajo lo que se llama «órdenes ejecutivas» Es la primera
vez en 25 años de trabajo misionero que he sentido que no soy de confianza a
las autoridades, hasta donde yo sé. La obra en Colombia ha crecido a un tamaño
bastante considerable y necesitamos tomar decisiones constantemente acerca de
muchas cosas…
Es sólo una vez al año que tenemos la
capacidad de reunir a todos o a la mayoría de los obreros, y consecuentemente
tenemos que hacer mucho para organizar y reorganizar en esas ocasiones. Este
año un servicio de ordenación había sido planeado para la última noche de la
convención. Naturalmente se tuvo que cancelar debido a sus órdenes. Fue un
problema para mí saber cómo explicarles todo este asunto a esos dignos obreros.
Explicarles por qué no podían ser ordenados todavía. Yo no quería decirles que
ustedes habían prohibido avanzar un paso más en este asunto. Hay un fuerte
espíritu Nacional a lo largo y ancho de estas partes del mundo y no sé si ellos
podrían comprender.
En vista de la promesa que ustedes me
han hecho, que no tomaría mucho tiempo antes de que ustedes pudieran arreglar
esta situación acerca de todas estas cosas que han pasado, y para que no se
desanimaran los hermanos esperando su ordenación, yo les dije que por ahí a
mediados del año podríamos tratar de tener una especie de convención, sólo para
obreros y que arreglaríamos una ordenación en esos días. Ahora estoy esperando
para que la situación se aclare en nuestro país, pero ahora estamos en el mes
de mayo. Y tal reunión como las que les he prometido tiene que ser anunciada
con mucha anticipación. Algunos de ellos se mantienen preguntando cuándo y
todavía yo no sé qué decirles porque yo no sé cuándo la situación aquí volverá
a la normalidad…” [286]
A pesar de las dificultades, el
hermano Larsen no era partidario de la separación entre Estados Unidos y
Canadá; sobre todo porque temía que si las iglesias del Norte se separaban,
Colombia se vería afectada. Por eso en la comunicación que mantuvo con los
hermanos del Canadá les dijo que pensaran seriamente la decisión que iban a
tomar; y refiriéndose a la obra en Colombia utilizó unas palabras muy sentidas
que vale la pena recordar:
“Todo esto es como el divorcio en un
matrimonio: los hijos son los que más sufren”[287]
Pero cuando las cosas se volvieron
irreconciliables, él irremediablemente tuvo que asumir una posición, y
obviamente se inclinó por la iglesia canadiense, puesto que era la misión que
lo había enviado y sostenido al principio en Colombia; además pesaba la
influencia del hermano Stairs, quien era su pastor y amigo.
Aunque el hermano Larsen había sido
ratificado como misionero por la UPC desde 1963, ante la decisión tomada por
los canadienses, él notificó a la UPC sobre su deseo de seguir trabajando con
la iglesia que originalmente lo había enviado a Colombia; por lo cual presentó
renuncia a la membrecía de la UPC, con sede en San Luis, y continuó en Colombia
bajo la administración de Las Asambleas Pentecostales de Jesucristo. Los
misioneros Thompson y Morley continuaron con la membrecía en la UPC de los
Estados Unidos.
Cuando en 1966 el hermano Larsen
renunció a la UPC de Estados Unidos, ellos asumieron que su renuncia lo dejaba
también sin membrecía en la misión colombiana que él había fundado, la cual por
razones del acuerdo de 1945 también se denominaba Iglesia Pentecostal Unida.
Así que, consideraron que si no era miembro de la iglesia estadounidenses,
tampoco lo era de la iglesia colombiana, y rápidamente viajaron a Colombia con
la determinación de nombrar un nuevo suiperintendente, porque según ellos, la
obra había quedado sin presidente.
Queda claro hasta aquí que las dificultades de las dos iglesias
del Norte, afectaron de forma directa a
la misión colombiana, que estaba en medio del conflicto y sobre la cual las dos
iglesias norteamericanas reclamaban sus derechos
Pero ahora analicemos algunos factores
internos que también presionaron para que se diera la autonomía.
3. DIFERENCIA ENTRE LAS MISIONES:
El conflicto que se estaba dando en el
Norte, comenzó a surtir sus efectos al interior del Concilio Misionero de la
iglesia colombiana. Se presentaron algunas diferencias de parte de los
misioneros Morley y Thompson contra el hermano Larsen.
Recordemos que mientras el misionero Larsen había sido enviado por la iglesia canadiense, los misioneros Morley y Thompson habían sido enviados por la iglesia de los Estados Unidos en la década del cincuenta, después de la unión entre las dos organizaciones.
Recordemos que mientras el misionero Larsen había sido enviado por la iglesia canadiense, los misioneros Morley y Thompson habían sido enviados por la iglesia de los Estados Unidos en la década del cincuenta, después de la unión entre las dos organizaciones.
Al respecto, Campo E. Bernal, recuerda
que:
“Había un pacto entre ellos cuando se
unieron como iglesia: que un día, en el evento de que se abrieran, cada uno
seguía con lo suyo, con lo que aportó al momento de unirse: El hermano Larsen
quedaría con lo que él entró de parte de Canadá; el hermano Thompson con lo que
es de parte de Estados Unidos; y Morley también. Entonces ellos en su pelea,
porque pelearon; y eso es lo grave, que me molesta a mí que digan que la
Iglesia Pentecostal Unida de Colombia echó fuera a los misioneros; ¡eso no es
verdad!... La Iglesia Pentecostal no se puede culpar de eso porque ellos
hicieron sus cosas. Es que entre trescientos pastores que habíamos, nos
quedamos con la boca abierta viéndolos pelear a ellos: El uno de que esto es
mío, el otro esto es mío… Nosotros no podíamos opinar porque no sabíamos qué
era lo que realmente ellos tenían entre manos; ni aún sabíamos de ese pacto que
había que cada uno tenía lo suyo. Entonces ya después entendimos que cuando el
hermano Larsen renunció, él renunciaba de la membrecía americana pero seguía
dependiendo del Canadá. Nosotros entendimos que él era superintendente de la UPC
internacional y entonces era un retiro definitivo” [288]
Por otra parte entre los misioneros
Morely y Thompson también había rivalidades que algunos pastores colombianos
conocían.
Los colombianos al darse cuenta de esa situación enviaron un comunicado a la Junta General de la UPC, diciendo que manifestaban su:
Los colombianos al darse cuenta de esa situación enviaron un comunicado a la Junta General de la UPC, diciendo que manifestaban su:
«incomodidad con la actuación en su carácter como misionero del hermano
Thompson y el hermano Morley»
y desaprobando «las acciones indignas que han
traído desconcierto y división de parte de ellos»[289]
Según la comunicación que enviaron
algunos pastores colombianos ordenados, los misioneros se estaban dedicando a
una vida de:
“…gala y de oficina, sentados
ordenando que otros pobres obreros sin recursos económicos, y sin preparación
intelectual y espiritual vayan a probar suerte a lugares distantes, expuestos a
los ataques de funcionarios del gobierno, del clero, de la burla del pueblo y
en la más cruel necesidad económica; obligándoles a que tengan éxito a pesar de
todo y si no resultan los ponen fuera por no saber tener fe para sus
necesidades, mientras que los peritos arquitectos que deben poner el fundamento
viven una vida holgada, cómoda y recibiendo los honores de Obras que nunca con
sus manos han tocado… Se ha creado un fuerte regionalismo y este ha tenido su
origen en los misioneros. Los celos y ambiciones por puestos han sido cosas muy
comunes entre ellos… En varias ocasiones se ha formado una política de
complacencias y favoritismos para conceder licencias sin tomar en cuenta las
exigencias que se deben tener en cuenta por la Palabra de Dios. Ambos han
creado malos ánimos entre algunos pastores y hermanos hablando contra algunos
pastores, y hablando misioneros contra misioneros. Se ha dicho públicamente que
nosotros los ministros colombianos deseamos echar fuera a los misioneros cosa
que es rumor sin fundamento. Y causó extrañeza el que el hermano Morley
insinuara a algunos pastores en El Valle que se hiciera una carta con la firma
de pastores colombianos para que echaran fuera del país al hermano
Thompson”[290]
Aunque los firmantes de la carta
advierten varias veces que no están inspirados por un espíritu «anti-misionero»
o «nacionalismo» y que reconocen el trabajo de todos los misioneros, sin
embargo de alguna manera esa comunicación fue interpretada como un «manifiesto»
en el que sí se expresaba un espíritu de nacionalismo por parte de los líderes
colombianos. Así que, se convocó a una reunión en Palmira con una delegación de
la UPC de los Estados Unidos, donde los ministros colombianos fueron
fuertemente exhortados acerca de dicha comunicación.
Al respecto del manifiesto de los
pastores, el hermano Eliseo Duarte comenta:
“Nosotros preocupados por eso, se le
planteó al hermano Larsen mediante una carta esa preocupación para que eso no
fuera a trascender al pastorado y fuera a formarse una pugna por las regiones.
El hermano Larsen transmitió eso a la sede, allí en San Louis Missouri, y a la
próxima convención a Palmira llegó una gruesa delegación. Y entonces reunieron
a todos los que habían expuesto su preocupación; yo me salvé porque esa fue la
única convención a la que yo no pude asistir, porque estaba enfermo. Entonces
yo me salvé de la reprimenda que les dieron a todos esos hermanos, por parte de
los delegados de los Estados Unidos, por lo que se había manifestado”[291]
4. LA PROPUESTA DE LA IGLESIA DE LOS EE.UU (United Pentecostal Church):
Ante la renuncia del hermano Larsen a
la membrecía de la UPC, la Junta General de la UPC procedió a acelerar el proceso de la
nacionalización de la iglesia colombiana, nombrando una comisión compuesta por
dos pastores colombianos y un misionero, con el fin de reformar la constitución
que se había establecido en 1963.
Los dos pastores colombianos eran Campo E. Bernal y Domingo Zúñiga; y el misionero (que obviamente no era el hermano Larsen, puesto que él había renunciado a la UPC), fue el hermano Thompson, el cual fungió como presidente de la comisión. Ese nombramiento había tenido lugar en la conferencia anual de pastores y obreros que se celebró en la ciudad de Bucaramanga en junio de 1966.
Los dos pastores colombianos eran Campo E. Bernal y Domingo Zúñiga; y el misionero (que obviamente no era el hermano Larsen, puesto que él había renunciado a la UPC), fue el hermano Thompson, el cual fungió como presidente de la comisión. Ese nombramiento había tenido lugar en la conferencia anual de pastores y obreros que se celebró en la ciudad de Bucaramanga en junio de 1966.
Dicha comisión tuvo varias
conversaciones para analizar la constitución
el fututo de la iglesia en Colombia. Se sabe que se estudiaron por lo
menos tres formas de constitución las cuales fueron presentadas a la dirigencia
del Norte. [292]
Posteriormente la comisión envió una
solicitud para reunirse con los hermano A. T. Morgan, Superintendente de la
UPC, sede San Luis, Missouri, S. W. Chambers, Secretario General y Oscar Vouga,
Director de Misiones Extranjeras. Esta reunión se efectuó en Bogotá, los días 2
y 3 de noviembre de 1966, juntamente con dos hermanos colombianos que fueron
nombrados como consejeros para la comisión: Sergio Forero y Roberto Junkar.
Se sabe que la propuesta que traían
los miembros de Estados Unidos de nacionalizar la iglesia fue discutida por los
nacionales, pero al fin prevaleció la de los hermanos del Norte.
Les presentaron el paquete de decisiones que ya se habían aprobado, entre las cuales se establecía que la Iglesia Pentecostal Unida de Colombia, a partir de ese momento sería nacionalizada y administrada por los mismos colombianos. Los misioneros quedarían como asesores consejeros.
Les presentaron el paquete de decisiones que ya se habían aprobado, entre las cuales se establecía que la Iglesia Pentecostal Unida de Colombia, a partir de ese momento sería nacionalizada y administrada por los mismos colombianos. Los misioneros quedarían como asesores consejeros.
Los colombianos que desconocían en
detalle la situación que se estaba presentando en el Norte, les tomó por
sorpresa la propuesta de los directivos y manifestaron que no estaban de
acuerdo con la nacionalización, porque les parecía anti-bíblico establecer una
iglesia nacional, así que en su defecto lo único viable era la autonomía de la
iglesia.
Al respecto, Campo E. Bernal, comenta:
“Como ellos acordaron que la iglesia
colombiana o quede ni para Estados Unidos ni para el Canadá, sino que quede una
iglesia nacionalizada, entonces yo dije: no acepto. Yo le dije al hermano
Zúñiga, nosotros no podemos llegar a aceptar eso, una iglesia nacionalizada,
una iglesia colombiana, eso es anti-bíblico. La Iglesia Pentecostal Unida de
Colombia puede llegar a tener un presidente chino, japonés, español, etc.,
Puede tener un presidente de cualquier nacionalidad, siempre y cuando que se
ajuste en sus principios de fe y comportamiento pentecostal.
Pero eso de que
sea nacionalizada, donde nosotros no podemos tener nada de extraños, sino que
todos tenemos que ser colombianos: presidente colombiano, vicepresidente
colombiano. Eso tenía como fin sacar de en medio a Larsen que era extranjero, y
bajo eres nuevo sistema quedaría excluido de la administración. Ellos de frente
no se atrevieron a decirlo, ellos no se atrevieron a decir: «es que no queremos
al hermano Larsen».
Nosotros no sabíamos nada de eso y ya
decidieron que nacionalizarlo: yo dije: «no acepto nacionalizarlo», entonces
dijeron: «¿qué palabra usamos?» Bueno, si es que quieren que nosotros mismos
gobernemos, está bien, no estamos en la capacidad de hacerlo, es la verdad,
porque a nosotros no nos han dejado la oportunidad de prepararnos para esto y
nos cogen de sorpresa.
Entonces esta es la obra de Dios; Dios nos guiará, lo
cierto es que aceptamos que sea autónoma pero, autónoma, también quiere decir
algo grave, que ustedes no pueden interferir”.
[293]
Finalmente el siguiente acuerdo fue
aprobado y firmado por todos los presentes:
“Acuerdo propuesto a los Misioneros y
Ministros colombianos, por Arthur T. Morgan, Superintendente General; Oscar
Vouga, Director de Misiones Extranjeras; y S. W. Chambers, Secretario-Tesorero
General de la Iglesia Pentecostal Unida Internacional. San Luís Missouri. EE.
UU.
- No. 1. Estamos de acuerdo en que la obra de la Iglesia Pentecostal Unida de Colombia, sea nacionalizada y que se adopte una Constitución por la Conferencia Colombiana que provea laautonomía de la Iglesia Pentecostal Unida de Colombia.
- No. 2. Todos los oficios de la Iglesia Pentecostal Unida de Colombia, serán desempeñados por colombianos.
- No. 3. Todos los misioneros bajo nombramiento de la Iglesia Pentecostal Unida Internacional, San Luis, Missouri, EE. UU., permanecerán en Colombia y servirán a la Iglesia Pentecostal Unida de Colombia en calidad de Consejeros. Los Misioneros no serán movidos de sus localidades presentes sin orden del Director de Misiones Extranjeras, San Luis, Missouri.
- No. 4. Por cuanto el hermano A. Verner Larsen renunció de su membrecía de la Iglesia Pentecostal Unida Internacional, San Luis, Missouri, y en caso de que se acepte la anterior, la Iglesia Pentecostal Unida Internacional nombrará a un Ministro de Colombia hasta el tiempo de la reunión de la Conferencia y la elección de los Oficiales de la Iglesia Pentecostal Unida de Colombia”[294]
Así que los oficiales de la UPC
(United Pentecostal Church), basados en la aceptación del acuerdo anterior,
nombraron al hermano Domingo Zúñiga como Superintendente, y al hermano Campo E.
Bernal como Superintendente Asistente de la Iglesia Pentecostal Unida de
Colombia.
Al respecto de la renuncia del hermano
Larsen a la UPC y nombramiento del hermano Zúñiga, Jesús Cardozo dice en la
entrevista:
“Cuando el hermano Larsen entregó su
tarjeta a la UPC (United Pentecostal Church), quedó con Canadá. Entonces ahí
fue donde vino que ellos nombraron a un colombiano. Vino el hermano Vouga y
Chambers a Bogotá…, dijeron «Colombia está sin cabeza, sin superintendente»,
escogieron entre el hermano Campo y Domingo Zúñiga y la UPC nombró al hermano
Domingo Zúñiga como Superintendente.
Y el hermano Larsen se disgustó, porque
escribió al hermano Zúñiga una carta que nos reveló que era muy tajante, porque
para él era una traición, porque él (Zúñiga) había aceptado que la UPC lo
nombrara como Presidente.
Pero aquellos hermanos escogieron entre el hermano
Campo y el hermano Zúñiga, y fue así como empezó la organización a cargo de los
colombianos”.[295]
Cabe destacar que parte del documento
que se firmó se publicó en el siguiente número del Heraldo de la Verdad con el
fin de que el pueblo de Dios en Colombia se enterara de lo sucedido. En el
artículo se informaba que:
“El hermano Zúñiga presidirá las
convenciones en Palmira y Barranquilla, en todas las reuniones de la Junta
Nacional y en la Conferencia de Pastores y Obreros. Además se solicita
respetuosamente a todos los Obreros y creyentes de la IPUC que muestren todo
respeto y completa cooperación con el hermano Domingo Zúñiga y el hermano Campo
E. Bernal en sus oficios respectivos para que la obra del Señor no sea
estorbada”. [296]
Al enterarse de dicha situación el
misionero Larsen pasó toda una noche llorando, porque él consideraba que aún no
era el momento oportuno para tal decisión, ya que en su concepto, la iglesia
colombiana era solo una niña que necesitaba aun la dirección de una mano
experta, y además se sentía como traicionado por los líderes colombianos, pero
aceptó lo decidido sin replicar y pasó junto con los otros misioneros a ser
consejero.
Las siguientes reuniones de la Junta
Nacional fueron dirigidas por el hermano Domingo Zúñiga, pero hubo la necesidad
de explicar al resto de los miembros de la Junta Nacional los pormenores de la
reunión que se tuvo con los delegados del Norte. En dichas reuniones de la
Junta Nacional siempre estuvieron asistiendo los misioneros Larsen y Thompson;
el misionero Morley había salido del país por un corto tiempo.
Como el acuerdo de noviembre de 1966
no era reconocido por el gobierno para efectos legales, y necesariamente tenía
que ser llevado a la asamblea, la conferencia de pastores y obreros del 67 fue
definitiva, porque puso al tanto de todo el pastorado los pormenores del
proceso de autonomía.
En dicha asamblea el hermano Thompson,
como presidente de la comisión, dio un amplio informe sobre las deliberaciones
que se habían tenido con respecto a la nueva constitución, pues era en
definitiva la asamblea quien tenía la responsabilidad de aprobar o improbar la nueva
constitución. Fue tan amplia la oportunidad de debatir que hasta los pastores
con licencia local podrían presentar sugerencias y resoluciones.
La constitución fue discutida artículo
por artículo y al final fueron aprobados todos: algunos por unanimidad y otros
por mayoría.
Citamos cuatro de la Artículos más
álgidos que fueron aprobados en dicha asamblea:
- “ARTÍCULO II
NATURALEZA
LA IGLESIA PENTECOSTAL UNIDA DE
COLOMBIA, es una organización autónoma, y mantendrá comunión activa con todos
los que en cualquier lugar invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Señor
de ellos y nuestro, y que profesan una fe igualmente preciosa que la nuestra.
(I Cor. 1:2, 2 Pedro 1:1).
- ARTÍCULO IV
MEMBRESÍA MINISTERIAL
La membrecía ministerial de la IGLESIA
PENTECOSTAL UNIDA DE COLOMBIA, constituirá de los misioneros, bajo nombramiento
a Colombia, de la United Pentecostal Church, sede Saint Louis, Mo. E.U.A. y
United Pentecostal Church, sede Marysville, N. B. Canadá, y de todos los
Ministros con certificado de Ordenación y Licencia Nacional, y obreros con
Licencia Local.
- ARTÍCULO V
VOTANTES
Las personas con derecho a votar, son
los Misioneros, bajo nombramiento a Colombia de la United Pentecostal Church,
sede Saint Louis, Mo, E.U.A., y la United Pentecostal Church, sede Marysville,
N.B. Canadá, y todos los Ministros con Certificado de Ordenación y Licencia
Nacional de la IGLESIA PENTECOSTAL UNIDA DE COLOMBIA.
- ARTÍCULO VII
OFICIALES NACIONALES
Sección 3: Cualidades y Restricciones
a) Se exigen las siguientes cualidades
para poder ocupar un Oficio en la Organización: Ser colombiano”. [297]
Teniendo el aval de la asamblea de
pastores y obreros de la Iglesia Pentecostal Unida de Colombia, y habiendo
ilustrado ampliamente al pastorado con respecto a lo que había sucedido y cómo
se había dado el proceso de autonomía, la asamblea procedió a elegir la Junta
Nacional quedando conformada por los siguientes hermanos:
- Superintendente: Domingo Zúñiga Cortés.
- Primer Asistente del Superintendente: Campo Elías Bernal.
- Segundo Asistente del Superintendente: Jesús M. Cardozo.
- Secretario: Manuel Ospina Muriel.
- Tesorero: Mario Cadavid Gómez.
- Supervisor de la Región Norte: Eliseo Duarte García.
- Supervisor de la Región Oriental: Roberto Junkar.
- Supervisor de la Región Occidental: Saúl Ramírez.
- Presbítero de la Región Norte: Cristóbal Ospino.
- Presbítero de la Región Oriental: Juan de Dios Rodríguez.
- Presbítero de la Región Occidental: Noel Ospina Muriel.
Primera Junta Nacional después de la Autonomía. De izquierda a derecha: Saúl Ramírez, Manuel Ospina, Jesús M. Cardozo, Pablo E. Aponte, Domingo Zúñiga Cortés, Cristóbal Ospino, Eliseo Duarte, Mario Cadavid, Campo E. Bernal y Fabio Cardona |
5. LOS COLOMBIANOS ASUMEN EL RETO:
A partir de ese momento, los líderes
colombianos asumieron con seriedad el reto que se les planteaba y tomaron las
riendas administrativas de la obra en Colombia.
Aunque la iglesia colombiana nunca
pidió su autonomía administrativa, la cual se presentó como una sorpresa para
los jóvenes líderes colombianos, que no se sentían preparados para asumir tal
responsabilidad, y que además no la consideraban ni siquiera necesaria,
teniendo aun entre ellos el concurso de misioneros tan experimentados.
Sin embargo, los colombianos iniciaron sus labores administrativas fundamentados en lo que habían aprendido de los misioneros y asumieron el reto con carácter.
Sin embargo, los colombianos iniciaron sus labores administrativas fundamentados en lo que habían aprendido de los misioneros y asumieron el reto con carácter.
Como el hermano Larsen figuraba ante
el gobierno como el presidente de la iglesia, el primer paso jurídico que se
dio, consistió en que los socios de la sociedad civil Iglesia Evangélica
Pentecostal Unida de Colombia, quienes eran los misioneros y sus respectivas
esposas, autorizaron a través de un documento al hermano Larsen, para que
firmara el traspaso de los bienes raíces de la sociedad civil, a la Iglesia
Pentecostal Unida de Colombia. [298]
El hermano Zúñiga como nuevo
superintendente se dedicó a legalizar las propiedades de la iglesia, pues
muchas de ellas figuraban a nombre de los misioneros, y para ello contó con la
colaboración del hermano Larsen. El hermano Zúñiga estuvo por un tiempo sin
congregación a su cargo para dedicarse exclusivamente a administrar los asuntos
legales y jurídicos de la iglesia.
6. LA RENUNCIA DE LOS MISIONEROS Thompson
y Morley:
Los misioneros no estuvieron ciento
por ciento de acuerdo con la autonomía de la iglesia en Colombia, y esa actitud
de alguna manera estaba ligada a la forma como ellos concebían las misiones y
su concepto de pioneros.
Así que, la autonomía de la iglesia y la nueva función de consejeros que les asignaron, fue un golpe emocional que no todos asimilaron de la misma manera.
Así que, la autonomía de la iglesia y la nueva función de consejeros que les asignaron, fue un golpe emocional que no todos asimilaron de la misma manera.
Eduardo Forero, dice:
“Yo aun recuerdo que los misioneros no
todos estaban de acuerdo con eso… porque Thompson a mí me lo dijo después, ya
siendo autónoma la iglesia, allá en Bogotá: que los colombianos no estaban
aptos para dirigir la iglesia, que eso era como un error. -«fíjese»- dijo,
-«por ejemplo, los bautistas tienen todavía misionero aquí»- [299]
Con respecto al hermano Larsen, Campo
Elías comenta:
“El hermano Larsen nos hizo el reclamo:
dijo, «ustedes me echaron»
y yo le dije:
«¿Por qué hermano Larsen? Si usted presentó su renuncia».
Él renunció, pero el
hermano no supo explicarnos; aún en la forma como él nos dijo en ese tiempo yo
no lo pude entender.
Renunció, pero ellos no nos comunicaron; ya como
colombianos no nos comunicaron sus decisiones” [300]
De todos modos el hermano Larsen
asumió esa actitud de sumisión, aunque no estuvo del todo de acuerdo con la
autonomía. Era poco lo que él podía hacer al respecto, así que se mantuvo al
margen y prestó toda su colaboración a la Junta Nacional.
Su actitud la vemos reflejada en
algunas correspondencias que intercambiaba con el hermano Zúñiga, quien le
había sucedido como superintendente de la iglesia. Se ve que había reciprocidad
entre el hermano Larsen y la Junta Nacional, la cual le consultaba algunos
problemas propios de la obra.
7. EL SIGNIFICADO DE CONSEJEROS:
Uno de los acuerdos adquiridos en la
reunión de noviembre de 1966, consistía en que los misioneros quedarían como
consejeros, y aunque realmente no hubo una explicación del significado del
concepto, se sobreentendía que “consejeros” significaba, que los misioneros
atenderían las solicitudes de la Junta Nacional para aconsejarles y orientarles
cuando ellos así lo estimaran conveniente.
En consecuencia, la Junta Nacional
interpretó de esa manera lo que significaba ser consejero, porque en varias
ocasiones ellos consultaron a los misioneros para pedir la debida orientación
con respecto a situaciones administrativas de la obra y luego tomaban las
respectivas decisiones.
En algunas actas, se nota que de parte
de la Junta Nacional sí había una mentalidad clara en cuanto a la autonomía, y
la función de consejero que deberían asumir los misioneros.
Por ejemplo, en una de las reuniones de la Junta Nacional, se trató el caso de un pastor, pero por lo delicado del asunto no tomaron una decisión, sino que solicitaron el consejo de los misioneros. Dice en el acta que fueron “invitados los hermanos Morley y Larsen en calidad de consejeros, para oír su consejo”. [301]
Por ejemplo, en una de las reuniones de la Junta Nacional, se trató el caso de un pastor, pero por lo delicado del asunto no tomaron una decisión, sino que solicitaron el consejo de los misioneros. Dice en el acta que fueron “invitados los hermanos Morley y Larsen en calidad de consejeros, para oír su consejo”. [301]
Los misioneros les
aconsejaron, y la Junta Nacional teniendo en cuenta el consejo de los
misioneros, tomó una decisión Así que el concepto de “consejeros” para la Junta
Nacional estaba muy claro en ese momento.
En alguna ocasión, el hermano Larsen
recibió una carta de la esposa de un pastor que había sido retirado del
ministerio, acusando a la Junta Nacional de un posible mal proceder, y el
hermano Larsen le respondió diciéndole que la solución a ese problema no estaba
en sus manos y que se remitiera a la Junta Nacional. [302] Así que el misionero
Larsen también tenía la misma interpretación sobre el concepto de consejero que
manejaba la Junta Nacional y actuó en consecuencia.
Por su parte, el misionero Morley que
había regresado al país, siguió en Palmira trabajando incómodamente, pues no
tenía una interpretación igual a la que tenían los dirigentes colombianos sobre
el concepto de “consejero”, y comenzó a tener dificultades con los dirigentes
del Valle del Cauca.
La gota que llenó la copa, fue una
decisión que tomaron los hermanos Saúl Ramírez y Noel Ospina, Supervisor y
Presbítero respectivos de la región occidental, de trasladar al pastor de Pasto
– Nariño, a otro lugar. El pastor se negó a trasladarse aduciendo que el
hermano Morley le había dado la orden de no salir de Pasto. En efecto, el
misionero Morley se había enterado y a través de una carta le había dado una
contraorden al obrero, diciéndole que no se trasladara; y le dio instrucciones
de que les avisara a sus superiores que él no se iría de aquel lugar.
El hecho causó confusión, así que tres
miembros de la Junta Nacional: Domingo Zúñiga, Saúl Ramírez y Noel Ospina,
fueron a hablar con el hermano Morley para reconvenirle sobre lo que él había
hecho, a lo cual el misionero replicó y dijo que:
“era el único caso en que
había aconsejado, porque ese hermano levantó la obra, y consideraba una
injusticia que se le quitara de Pasto” [303]
A eso se sumó otro comentario que el
misionero estaba haciendo sobre algunos traslados que la Junta Nacional estaba
organizando, los cuales el hermano Morley cuestionaba abiertamente. Así que el
hermano Morley alegó que por constitución él era un consejero; sin embargo el
hermano Zúñiga le recordó que la constitución no decía nada acerca de que los
misioneros fueran consejeros;
"la función de consejeros había sido un acuerdo de
caballeros que se había pactado cuando se estaba gestando la autonomía, y
además, él estaba interfiriendo directamente en las decisiones de la Junta
Nacional, lo cual era un mal proceder"
Como las cosas quedaron sin resolver,
el asunto fue traído a reunión de la Junta Nacional, donde se explicó
ampliamente los sucesos acaecidos, y la Junta Nacional comisionó al presidente,
los dos vicepresidentes y al hermano Saúl Ramírez, para ir a hablar con el
hermano Morley nuevamente.
Se le comunicó vía telefónica pero el misionero no quiso recibir a la Junta Nacional.
Se le comunicó vía telefónica pero el misionero no quiso recibir a la Junta Nacional.
Para ese tiempo también había
regresado al país el hermano Thompson, y su venida al país despertó suspicacias.
Los miembros de la Junta Nacional no habían sido avisados al respecto, y dentro
del acuerdo que se había realizado con la UPC, figuraba que cualquier persona
que la UPC enviara a Colombia, se le avisaría previamente a la Junta Nacional,
y lo que se sabía, era que el hermano Thompson había sido nombrado como nuevo
misionero para el Paraguay.
Por ello la Junta Nacional autorizó al
hermano Zúñiga para que a nombre de la Junta Nacional emitiera un comunicado a
la UPC solicitando una explicación sobre los términos en que había regresado el
misionero Thompson a Colombia. [304]
Los directivos de Estados Unidos
enviaron una respuesta a dicha solicitud del hermano a través del hermano Oscar
Vouga, Director de Misiones, en las que informaban al hermano Domingo Zúñiga
que el hermano S. W. Chambers, Superintendente General, estaba planeando
asistir a la convención en Palmira a comienzos de 1969; y que allí se
discutiría la situación de los hermanos Morley y Thompson como misioneros.
Además el hermano Vouga, le recordó al hermano Zúñiga, que los misioneros
habían ayudado a estructurar el trabajo en Colombia y que deberían ser tratados
con más consideración, lo que da a entender que los misioneros se habían
quejado ante la dirigencia del Norte sobre el mal trato recibido, según ellos,
por parte de la Junta Nacional.
Veamos algunos apartes de dicha
comunicación:
“Es mi opinión firme, que Dios ha
honrado a estos misioneros, y que él continuará honrándolos mientras caminen
con él y se conduzcan honorables ante Dios y los hombres.
En cuanto al regreso del hermano y la
hermano Thompson a Colombia, la Junta Misionera no consideró necesario
consultarles a los hermanos en Colombia sobre su regreso, pues estuvieron en
Colombia por unos 20 años y seguramente deben tener libertad bajo Dios para
obedecer su llamado. Siento mucho, si esto causó alguna ofensa, pero ésta no
era la intención”. [305]
Posteriormente los directivos de los
Estados Unidos, vinieron para la convención en Palmira, donde las
conversaciones no tuvieron un avance significativo, porque dos meses después,
el 29 de marzo de 1969, los misioneros Morley y Thompson renunciaron a la
membrecía de la Iglesia Pentecostal Unida de Colombia.
Publicamos a continuación la carta de
renuncia:
“Señor: Secretario Nacional
Iglesia Pentecostal Unida de Colombia
Pereira, RISARALDA
Marzo, 29 de 1969
Estimado Hermano:
En su capacidad como Secretario
Nacional de la Iglesia Pentecostal Unida de Colombia, queremos pedirle que nos
haga el favor de comunicar a los miembros de la Junta Nacional y a la Asamblea
de Pastores y Obreros, el siguiente mensaje:
Cuando la Iglesia Pentecostal Unida,
en Colombia, fue nacionalizada, en el mes de junio de 1967, nosotros, los
misioneros, quedamos como miembros de la misma, y la constitución, que fue
adoptada en aquel entonces, dejó a los misioneros nombrados como «Consejeros».
Nosotros, como toda la asamblea,
entendimos, e interpretamos tal nombramiento como dando a los misioneros la
autoridad y libertad de aconsejar a los Pastores y Obreros, como a los oficiales
Nacionales, en cuanto de los problemas, etcétera, en la administración de la
Iglesia.
Durante la convención en Palmira, en
el mes de Enero del año presente, la Junta Nacional, en una reunión con
nosotros, y en presencia de nuestros oficiales de la organización
Internacional, a la cual pertenecemos, nos informó los siguientes puntos:
- 1. El misionero no tiene el derecho de aconsejar en los puntos relacionados con el gobierno de la Iglesia.
- 2. No pueden aconsejar a ningún Pastor u Obrero, en nada que toca a la obra.
- 3. La palabra «Consejero», como es citada en la constitución, quiere decir que el misionero solamente puede aconsejar a la Junta Nacional, cuando ellos pidan tal consejo, y nada más.
Debido a esta estrecha interpretación
del puesto que el misionero puede ocupar en la Iglesia Pentecostal Unida de
Colombia, y además el abiertamente expresado deseo de la Junta Nacional de no
tener a los misioneros trabajando con ellos en la obra, nosotros, los
misioneros de la U.P.C. Internacional, con sede en St. Louis, USA, habiendo
sido llamados por Dios, para trabajar en la viña del Señor, y habiendo recibido
nombramiento por nuestra propia Junta Misionera, sentimos la necesidad de
separarnos de la obra nacional, para poder seguir con nuestro ministerio.
Por eso deseamos manifestar a la Junta
Nacional, que a partir de la fecha del recibo de esta carta, nosotros retiramos
nuestra membrecía de la Iglesia Pentecostal Unida de Colombia.
Sinceramente en Cristo,
William Thompson Lewis H. Morley
Mollie de ThompsonSallie de Morley
(Ver anexo. Documento N° 12).
Al respecto, Ramiro Herrera recuerda
que toda la Junta Nacional se hallaba en Cali en ocasión de la muerte del
hermano Saúl Ramírez, cuando el misionero Morley llegó con la carta de
renuncia.
“El pastor Saúl Ramírez como en dos
ocasiones le comentó a la congregación que había el peligro de una división, y
expresó que él prefería más bien morir antes que ver la iglesia dividida; y así
sucedió, porque el día que el hermano Saúl murió, ese día, cuando entraron el
cuerpo del hermano Saúl al salón, por la puerta del garaje del templo entró el
hermano Morley con una carta que llevaba… Los directivos nacionales se habían
reunido por motivos del fallecimiento del hermano Saúl… Posteriormente me di
cuenta que iba a hablar con los oficiales de la iglesia para entregarles la
renuncia. En efecto, creo que lo hizo ese día. Entregó la carta en la que
expresaban el deseo de renunciar a la Iglesia Pentecostal Unida de Colombia”.
[306]
Según Jesús M. Cardozo, actual
dirigente de la Iglesia Pentecostés Unida Internacional:
“Ellos dos, el hermano Thompson y
Morley, renunciaron a la Iglesia Pentecostal Unida de Colombia, porque
sintieron algunas presiones porque algunos no los querían a ellos, porque eran
del lado americano.
Inclusive que un grupo de ministros fueron los que mandaron
acusación a la sede contra los Morley y Thompson diciendo, con cosas y
acusaciones, y se llamó el manifiesto de los ministros. No me dijeron a mí que
firmara, yo no participé de eso, pero algunos ministros sí…
Los Morley se sintieron muy
presionados, entonces comenzaron a sentir que los estaban empujando todos
ellos, y por eso al final se retiraron. Un día en Palmira, yo estando ahí,
viviendo yo ahí al lado, él (Morley) dijo:
-«hermano, yo lamentablemente tengo
que llamarlo y decirle que nosotros nos vamos a salir»-
Yo le dije: -«¿Pero cómo hermano, si esta es su casa, la
casa misionera?»-
y él respondió: -«no hermano, ya nosotros tenemos que
salir»-;
entonces ya él vino, y comenzó su trabajo”. [307]
Con respecto a la aceptación de la
renuncia de los misioneros, la Junta Nacional, no la aceptó ipso facto, sino
que pospuso la respuesta hasta que se realizara la asamblea de pastores en
junio, para que fuera la asamblea quien tuviera la última palabra. Pero sí se
determinó que se enviaría copia de la carta a la dirección de los Estados
Unidos. [308]
Ya en el marco de la asamblea general
celebrada en Bogotá en junio de 1969, se leyó la carta de renuncia de los
misioneros y se dio un amplio informe sobre las dificultades que se habían
presentado con ellos. Se presentaron una gran cantidad de documentos y se dio
oportunidad para que los misioneros hablaran a la asamblea y expresaran su
versión de los acontecimientos.
Con respecto a esa asamblea, Ezequiel
Otálvaro, recuerda que:
“Los misioneros que teníamos aquí,
presentaron su renuncia a la membrecía de la IPUC (Iglesia Pentecostal Unida de
Colombia), eso lo hicieron en Bogotá en una asamblea.
Nos dijeron que ellos
irían a evangelizar en Colombia, nuevos territorios y que ya la iglesia
colombiana como autónoma seguía su rumbo, y que ellos se iban a evangelizar
nuevos territorios colombianos, a abrir obras”.[309]
La renuncia fue votada por balota
secreta y aceptada por mayoría. Pero no se descartó un eventual arreglo con los
misioneros, que la Asamblea dejó en manos de la Junta Nacional. [310]
8. SURGEN OTRAS ORGANIZACIONES:
En el mes de diciembre de 1969 se pudo
concertar una reunión con la dirección de la UPC, porque se sabía que los
misioneros que renunciaron estaban recibiendo apoyo directo de la iglesia de
los Estados Unidos para formar otra organización, lo que trajo confusión, pues
eso contradecía lo que ellos mismos habían propuesto.
Una comisión conformada por cinco
miembros de la Junta Nacional se reunión con la delegación de la Junta General
de la UPC (también UPCI – United Pentecostal Church International) para tratar
sobre la situación de los misioneros en Colombia.
En el primer día de reunión, los
delegados de la iglesia americana presentaron una propuesta en la que hablaban
de que las “dos organizaciones” trabajarían en cooperación y en mutua comunión.
Publicamos la propuesta presentado por
la delegación de la UPCI:
“ACUERDO ALCANZADO ENTRE LA DELEGACIÓN
DE LA JUNTA GENERAL DE LA IGLESIA PENTECOSTAL UNIDA INTERNACIONAL, Y LA JUNTA
NACIONAL DE LA IGLESIA PENTECOSTAL UNIDA DE COLOMBIA, EL 18 DE DICIEMBRE DE
1969, EN CALI, VALLE DEL CAUCA, COLOMBIA.
Por cuanto los misioneros de la
Iglesia pentecostal Unida Internacional ya no son miembros de la Iglesia
Pentecostal Unida de Colombia, en virtud de su renuncia, y por cuanto dicha
renuncia ha sido aceptada por la Iglesia Pentecostal Unida de Colombia, por eso
nosotros, en el temor de Dios, entramos con el siguiente acuerdo:
- 1. Reconocemos que la Unidad del Cuerpo de Cristo es más espiritual que organizacional
- 2. Reconocemos, tanto el derecho de la Iglesia Pentecostal Unida Internacional, como el de la Iglesia Pentecostal Unida de Colombia, para hacer la obra misionera en Colombia en la base del amor y el respeto mutuos. Por tanto, se reconocen los derechos de los misioneros de obedecer el llamamiento de Dios, cumpliendo su parte en la Gran Comisión.
- 3. Ambas partes acuerdan no tratar de alentar a los ministros a pasarse de un grupo a otro.
- 4. Ambas partes acuerdan no aceptar en su comunión, ministros que hayan sido excomulgados por causa de pecado por cualquiera de los dos.
- 5. Ambas partes acuerdan no tratar de hacer obra misionera y comenzar una iglesia en ninguna población de 10.000 habitantes o menos, donde ya existe una iglesia establecida a cualquiera de los dos grupos.
- 6. Ambas partes acuerdan no recibir en su comunión a ningún ministro del otro grupo hasta que dicho ministro haya renunciado formalmente.
(Ver anexo. Documento N° 13).
A los líderes nacionales les extrañó
que los hermanos del Norte dieran por sentado que hubiera dos organizaciones en
Colombia, cuando ellos mismos habían propuesto la nacionalización de la obra, y
en Colombia siempre había existido una sola organización.
Así que la Junta Nacional no quiso
firmar dicho acuerdo, por considerarlo inconveniente para la unidad de la
iglesia en Colombia.
Pero sí emitió una declaración a los delegados de la UPCI
en el que la Junta Nacional expresaba su deseo de que los misioneros continuaran
trabajando con la Iglesia Pentecostal Unida de Colombia. El comunicado decía lo
siguiente:
DECLARACIÓN A LOS DELEGADOS DE LA
JUNTA GENERAL DE LA IGLESIA PENTECOSTAL UNIDA INTERNACIONAL
La Junta Nacional de la IGLESIA PENTECOSTAL UNIDA DE COLOMBIA,
en sesión de la noche del 17 de diciembre de 1969, en la ciudad de Cali, Valle,
Colombia, habiendo considerado cuidadosamente el acuerdo propuesto por la
Delegación de la Junta General de la Iglesia Pentecostal Unida Internacional,
ha llegado a la siguiente conclusión:
No es conveniente dicho acuerdo,
porque propicia la separación de dos grupos de la misma fe con el beneplácito
de la Iglesia Pentecostal Unida de Colombia, lo cual no ha sido ni será nunca
nuestro propósito.
Por lo tanto, pedimos a los hermanos Delegados de la Junta
General de la Iglesia Pentecostal Unida Internacional, en el Temor del Señor,
considerar nuestro llamado a trabajar unidos para la Gloria de Dios y el bien
de las almas.
Creemos que los puntos contenidos en
la Política Misionera presentada por la Junta Nacional de la Iglesia
Pentecostal Unida de Colombia y aprobada por la Junta Mítica Misionera
presentada por la Junta Nacional de la Iglesia Pentecostal Unida de Colombia y
aprobada por la Junta Misionera de la Iglesia Pentecostal Unida Inisionera de
la Iglesia Pentecostal Unida Internacional establece un amplio campo para el
trabajo apostólico de los misioneros.
Por lo tanto, ratificamos nuestro
deseo de seguir trabajando unidos. [311]
IGLESIA PENTECOSTAL UNIDA DE COLOMBIA
Firmado,
Manuel A. Ospina M.
Secretario General
(Ver anexo. Documento N° 14).
En el segundo día de reuniones entre
las dos delegaciones, al ver que no se llegaba a ningún acuerdo, la Junta
Nacional insistió a la delegación de la UPCI que los misioneros regresaran al
seno de la Iglesia Pentecostal Unida de Colombia, como estaban al principio, es
decir, siendo miembros de la Junta Nacional.
Recordemos que la Asamblea General,
había delegado a la Junta Nacional para hacer el arreglo que fuera necesario
con tal de que los misioneros siguieran trabajando con la iglesia colombiana.
Lo cual era factible, ya que por constitución, los misioneros figuraban como
miembros de la Iglesia Pentecostal Unida de Colombia y a futuro se podrían
hacer los cambios necesarios en la constitución para articular dicha política
misionera.
A esta propuesta, el hermano Campo
Elías Bernal, presidente de la iglesia en ese tiempo, agregó las siguientes
palabras:
“La Junta Nacional está lista a ir a cualquier extremo con el fin de
que no haya dos organizaciones de la misma fe” [312]
La Junta Nacional se retiró para que
los hermanos delegados de la UPCI de Estados Unidos deliberaran con los
misioneros sobre la nueva propuesta de los colombianos.
Después de una hora y cincuenta
minutos de deliberación, los delegados de la UPCI de Estados Unidos, llamaron a
los miembros de la Junta Nacional y les dijeron que no estaban de acuerdo con
su nueva propuesta porque los misioneros ya no querían trabajar con la Iglesia
Pentecostal Unida de Colombia, pues sentían que ya no tenían el respeto que
ellos merecían.
Además el hermano Chambers, uno de los
delegados del Norte, agregó las siguientes palabras:
“Como les decíamos ayer, tenemos más
interés en probar la relación espiritual entre los misioneros y la Obra Nacional,
que la relación organizacional, ya que la relación espiritual es la más
importante.
Tenemos que admitir que muchas cosas han pasado, que han causado un
poco de separación y queremos hacer un esfuerzo para salvar este abismo.
Hay
una incompatibilidad entre la Junta Nacional y los misioneros, nosotros
sentimos sinceramente que el acuerdo que hemos presentado es para sanar la
herida, y queremos trabajar así por un tiempo y creemos que va a traer armonía
entre los misioneros y la Junta Nacional”. [313]
El hermano Campo Elías le respondió:
“Las heridas sanan, no separados sino
juntos”. [314]
El hermano Tenney, otro delegado del
Norte, le respondió con las siguientes palabras:
“Amamos a los colombianos, no queremos
traer la división, nuestros misioneros sienten que es la voluntad de Dios
trabajar en Colombia y mientras ellos sientan que es la voluntad de Dios, la
Iglesia Pentecostal Unida Internacional va a sostenerlos”. [315]
Queda entonces claro que fue imposible
concertar algún acuerdo. Los misioneros retiraron definitivamente su membrecía
de la Iglesia Pentecostal Unida de Colombia y comenzaron a trabajar bajo el
auspicio de la UPCI de los Estados Unidos. De esa manera nació otra
organización en Colombia, la Iglesia Pentecostés Unida Internacional de Colombia.
Los misioneros Morley y Thompson por
voluntad propia, quedaron desvinculados de la membrecía de la Iglesia
Pentecostal Unida de Colombia.
De ahí en adelante comenzaron a trabajar por su cuenta abriendo lugares de predicación en los sitios donde más influencia tenían: el misionero Morley, en el Valle del Cauca; y el misionero Thompson, en Bogotá.
De ahí en adelante comenzaron a trabajar por su cuenta abriendo lugares de predicación en los sitios donde más influencia tenían: el misionero Morley, en el Valle del Cauca; y el misionero Thompson, en Bogotá.
Algunos obreros y creyentes los apoyaron, porque se sentían ligados
afectivamente con ellos.
Por eso hubo necesidad de ir a algunos
sectores del país a aclararles a los pastores cómo se había dado el proceso de
autonomía, puesto que aún había confusión. En ese sentido, el mismo hermano
Larsen se apersonó de la situación y fue a los Llanos Orientales junto con
otros dirigentes, como el hermano Alcibíades González y Juan Rodríguez a hablar
con los pastores.
Campo Elías recuerda:
“Dentro de la Iglesia Pentecostal
Unida quedamos, unos menos unos más, 350 pastores. Entonces ellos comenzaron a
hacer una política por debajo de cuerda y había unos pastores en los Llanos.
Entonces se los ganaron a ellos: comenzaron a decir que había un grupo de
pastores que estaban pidiendo que se abriera una organización con ellos, Yo fui
y visité algunos y regresaron”. [316]
También en el Valle del Cauca, se
presentaron dificultades que el hermano Ezequiel Otálvaro recuerda de la
siguiente forma:
“…No se cumplió nada de lo que oímos
en aquella asamblea: que iban a abrir nuevos campos y que iban a ser nuestros
consejeros.
Nosotros no vimos nada de eso, porque empezaron a llamar los
pastores que se quisieran ir con ellos y nos explicaban que la doctrina era la
misma, que trabajáramos con ellos, que tendríamos también las mismas garantías,
las mismas ayudas, la misma supervisión, la misma dirección, excepto que se
llamaría Pentecostés Unida Internacional.
Nos decían:
«Nosotros fuimos los que
trabajamos, edificamos templos, los sacamos a ustedes a la obra, y ahora la
organización Iglesia Pentecostal Unida de Colombia nos ha hecho a un lado, por
lo tanto nosotros no podemos dejar de ser testigos del Señor». [317]
8.1 Observaciones para Concluir:
Como se puede observar, la naturaleza
misma del conflicto, hizo que los misioneros cada vez se distanciaran más de la
IPUC al punto que cada organización tomó su rumbo diferente.
La relación entre las dos
organizaciones ha sido muy tensa todo el tiempo, debido a las diferentes
interpretaciones que tiene cada una con respecto a algunos aspectos de orden
moral; porque en el doctrinal las dos organizaciones son afines.
Sin embargo, ha habido acercamientos y conversaciones entre los líderes de ambas partes, pero nunca se ha llegado a acuerdos formales.
Sin embargo, ha habido acercamientos y conversaciones entre los líderes de ambas partes, pero nunca se ha llegado a acuerdos formales.
LA CONCLUSIÓN FINAL ¿Fue Necesaria la Autonomía?
Volviendo al tema central que nos
ocupa, podemos concluir que realmente la autonomía se dio dentro de un proceso
de desarrollo administrativo. Aunque hubo agentes externos e internos que
aceleraron el proceso, sin embargo no se le puede considerar como un caso
aislado, sino como una transformación administrativa que normalmente se da en
toda institución que por su propia dinámica de crecimiento va forjando su
identidad.
Quizá, para algunos la autonomía de la
iglesia fue un fenómeno prematuro y/o para otros, oportuno;
Pero, los siguientes años se encargarían de demostrar si fue positivo para la
iglesia.
"ya sería tarea del
lector juzgar lo prematuro u oportuno que fue dicho proceso, teniendo en cuenta
todos los elementos de juicio que hemos expuesto a lo largo de este análisis"
Si bien la autonomía al principio fue
una idea traída de afuera, en una rápida búsqueda de soluciones al conflicto
que se presentaban entre los canadienses y los estadounidenses por la posesión
de la misión colombiana, sus efectos permitieron que la iglesia colombiana
comenzara otra etapa. La etapa de la independencia, la del hijo que se va del
hogar porque ya es mayor y se siente con la confianza de afrontar los retos de
la vida en solitario. Con la ventaja, claro está, de que la Iglesia Pentecostal
Unida de Colombia no siguió caminando sola, sino guiada por el Maestro.
Aquel en quien los misioneros le enseñaron a confiar, pues no se desconoce:
Aquel en quien los misioneros le enseñaron a confiar, pues no se desconoce:
«La obra y
el trabajo de amor que (los misioneros) mostraron hacia su Nombre, habiendo
servido a los santos» (Paráfrasis Hebreos 6:10 – Reina Valera 1960).
Quizá el testimonio más fehaciente de que la autonomía fue un acierto, aunque algunos en su momento no lo entendieron, fue que la iglesia siguió su crecimiento en las siguientes décadas, las cuales trajeron nuevas experiencias para una iglesia joven que se desprendía de la mano de sus padres espirituales, mas no de la mano de Su Padre Celestial, el cual la llevaría a través de nuevos desafíos a la etapa de madurez, que será materia de análisis en el tercer tomo de la historia de la Iglesia Pentecostal Unida de Colombia.
9. REFERENCIAS:
[273] Campo Elías Bernal. Entrevista
citada
[274] Álvaro Tórres. Entrevista citada
[275] Circular enviada por E. P.
Wickens y R. A. Beesley a todos los Ministros de la UPC. Sussex, New Brunswick,
Canadá, diciembre 10 de 1964. Traducido por Álvaro Tórres Forero. Archivo
personal de Aksel Verner Larsen, usado con permiso. Ver anexo. Documento No. 8.
[276] Acta del Concilio Misionero.
Palmira, enero 3 al 5 de 1962. Archivo de Secretaría de la Iglesia Pentecostal
Unida de Colombia. Ver anexo. Documento No. 1.
[277] Ibíd.
[278] Carta enviada por Arthur T.
Morgan, Superintendente General de la UPC a A. Verner Larsen. St. Louis
Missouri, enero 15 de 1962. Traducida por Álvaro Tórres Forero. Archivo
personal de Aksel Verner Larsen, usado con permiso. Ver documento anexo.
Documento No. 2.
[279] Las provincias marítimas son una
regióndel Canadá en la costa del océano Atlántico, conformadas por Nuevo
Brunswick, Nueva Escocia, y la Isla del Príncipe Eduardo.
[280] Carta enviada por Arthur T.
Morgan, Superintendente General de la UPC a A. Verner Larsen. St. Louis
Missouri, mayo 25 de 1962. Traducida por Álvaro Tórres Forero. Archivo personal
de Aksel Verner Larsen, usado con permiso. Ver documento anexo. Documento No.
3.
[281] Carta enviada por Wynn T. Stairs
al hermano Larsen, New Brunswick, Canadá, octubre 16 de 1962. Traducida por
Álvaro Tórres Forero. Archivo personal de Aksel Verner Larsen, usado con
permiso. Ver documento anexo. Documento No. 3.
[282] Carta enviada por Domingo Zúñiga
Cortés, a A. Verner Larsen, el 3 de junio de 1967. Armenia, Colombia. Archivo
personal de Aksel Verner Larsen, usado con permiso. Ver documento anexo.
Documento No. 11.
[283] Circular enviada por Arthur T.
Morgan, Superintendente General y S. W. Chambers, Secretario General de la UPC,
a todos los ministros de la UPC, noviembre 11 de 1964. Traducida por Eduardo
Forero. Archivo personal de Aksel Verner Larsen, usado con permiso. Ver
documento anexo. Documento No. 6.
[284] Circular enviada por E. P.
Wickens y R. A. Beesley, a todos los Ministros de la UPC. Op. Cit.
[285] Carta enviada por Wynn T. Stairs
al hermano Larsen, noviembre 12 de 1964. St. Stephen, New Brunswick, Canadá.
Traducida por Álvaro Tórres Forero. Archivo personal de Aksel Verner Larsen,
usado con permiso. Ver documento anexo. Documento No. 7.
[286] Carta enviada por A. Verner
Larsen a Arthur Morgan, mayo 1 de 1962. Barranquilla, Colombia. Traducida por
Álvaro Tórres Forero. Archivo personal de Aksel Verner Larsen, usado con
permiso. Ver documento anexo. Documento No. 4.
[287] Palabras de A. Verner Larsen en
carta enviada a E. P. Wickens. Dirigente de la Iglesia en Canadá. Barranquilla,
Colombia, 26 de octubre de 1964. Traducida por Álvaro Tórres Forero. Archivo
personal de Aksel Verner Larsen, usado con permiso. Ver documento anexo.
Documento No. 5.
[288] Campo Elías Bernal. Entrevista
citada.
[289] Comunicado enviado por los
Ministros ordenados de la IPUC a la
Dirección General de la UPC. Archivo de Secretaría de la Iglesia Pentecostal
Unida de Colombia. Ver anexo. Documento No. 10.
[290] Ibíd.
[291] Eliseo Duarte. Entrevista
citada.
[292] Acta No. 5 de la Asamblea
General de la IPUC. Cali 27 al 30 de junio de 1967, p. 1-2. Archivo de
Secretaría de la Iglesia Pentecostal Unida de Colombia.
[293] Campo Elías Bernal. Entrevista
citada.
[294] En el Heraldo de la Verdad, No.
73, septiembre a diciembre de 1966, pp. 5-12.
[295] Jesús M. Cardozo. Entrevista
citada.
[296] En el Heraldo de la Verdad, No.
73, Op. Cit., 5-12.
[297] Acta No. 5 de la Asamblea
General de la IPUC. Cali 27 al 30 de junio de 1967, p. 1-2. Archivo de
Secretaría de la Iglesia Pentecostal Unida de Colombia.
[298] Documento autenticado, con la
firma de todos los misioneros. Cali, junio 30 de 1967. Notaría Cuarta.
[299] Palabras de Eduardo Forero, en
entrevista realizada a Campo Elías Bernal. Medellín, febrero de 2001.
[300] Campo Elías Bernal. Entrevista
citada.
[301] Acta No. 11 de la reunión de la
Junta Nacional celebrada en Palmira, Valle del Cauca. 4 al 7 de enero de 1968,
pp.3-4. Archivo de Secretaría de la Iglesia Pentecostal Unida de Colombia.
[302] Carta enviada por el hermano A.
Verner Larsen a Esther Duque, Barranquilla, febrero 16 de 1968. Archivo
personal de A. Verner Larsen, usado con permiso.
[303] Acta No. 13 de la reunión de la
Junta Nacional celebrada en Pereira, noviembre 21 y 22 de 1968, p.1. Archivo de
Secretaría de la Iglesia Pentecostal Unida de Colombia.
[304] Ibíd.
[305] Carta enviada por Oscar Vouga a
Domingo Zúñiga. St. Louis, Missouri. USA, diciembre 13 de 1968. Ver anexo.
Documento No. 9.
[306] Ramiro Herrera Riascos. Entrevista
citada.
[307] Jesús M. Cardozo. Entrevista
citada.
[308] Acta No. 17 de la reunión de la
Junta Nacional celebrada en Pereira, abril 15 de 1969, p.1. Archivo de
Secretaría de la Iglesia Pentecostal Unida de Colombia.
[309] Ezequiel Otálvaro. Entrevista citada.
[310] Acta No. 8 de la Asamblea
General de la IPUC. Bogotá, 24 al 27 de junio de 1969, pp. 4-6. Archivo de
Secretaría de la Iglesia Pentecostal Unida de Colombia.
[311] Acta No. 22 de la reunión de la
Junta Nacional de la IPUC. Cali, Valle del Cauca, diciembre 16 al 18 de 1969,
pp. 2-8. Archivo de Secretaría de la Iglesia Pentecostal Unida de Colombia.
[312] Ibíd.
[313] Ibíd.
[314] Ibíd.
[315] Ibíd.
[316] Campo Elías Bernal. Entrevista
citada.
[317] Ezequiel Otálvaro. Entrevista
citada.