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12/23/2015

"Época Post- Apostolica" de la "Unicidad en la Historia de la Iglesia" Parte IV / Defensa de Fe (100 d.c a 325 d.c)

La Unicidad de Dios en la Historia de la Iglesia Parte IV

(100 d.c al 325 d.c)
1. ÉPOCA POST-APOSTÓLICA:
  • Va desde el año 100; probable fecha de la muerte del Apóstol Juan hasta el 325 d.C.,  año en el cual se realizó el concilio de Nicea.
época se subdivide en:
  • a. Padres de la iglesia (100 a 200 aproximadamente).
  • b. Apologistas cristianos (200 a 325). 
1.1 PADRES DE LA IGLESIA:

La nueva generación de Discípulos
Son aquellos que todavía se encuentran próximos al tiempo y mundo de los apóstoles, siendo algunos, discípulos de ellos mismos. Estos cristianos no reñían con los principios judíos, es decir, la iglesia del periodo de los padres apostólicos tuvo, más o menos, las mismas características que la época apostólica.

Años antes que la ciudad de Jerusalén fuera tomada por los romanos en el año 70, la iglesia en Jerusalén ya había celebrado el primer concilio en el que participaron algunos apóstoles, lo que sirvió para unificar criterios respecto a los gentiles convertidos y organizar mejor la naciente iglesia.

Pero años después, la muerte del último de los doce apóstoles, el liderazgo de la iglesia pasa a manos de una nueva generación. Esta generación se sintió muy ligada a la doctrina de los testigos oculares del ministerio de Cristo (apóstoles) y apelaban a la autoridad de las escrituras.

Los líderes más importantes de la época post-apostólica entre los años 90 y 150 d.C. fueron obispos de las iglesias locales como 
  • Policarpo de Esmirna, (­+ 155 d.C.)
  • Clemente de Roma (+ 99-101)
  • Ignacio de Antioquía
(la tradición histórica plantea algunas razones para suponer que nació alrededor del año 35, y que conoció en su juventud a Pablo y Bernabé). 

En estos años la iglesia fue cruelmente perseguida, no obstante, esto sirvió para la expansión del mensaje y su fortalecimiento, tanto que para finales del siglo II había alcanzado prácticamente todo el imperio Romano y toda la zona del Mediterráneo, incluyendo el norte de África.

Los centros más importantes donde se habían establecidos iglesias eran Grecia, Alejandría de Egipto, Antioquía de Siria, Cartago y Palestina.

De igual forma, durante estos años se fue formando el Canon neotestamentario; es decir, la lista de los libros cristianos considerados como escritos sagrados (por estar inspirados por Dios). A fines del siglo II estaba casi totalmente conformado. Sólo se reconocieron como Canónicos (dignos de figurar en dicha lista) aquellos escritos que se remontaban a la era apostólica y que desde muy temprano habían sido particularmente apreciados por los líderes eclesiásticos, estos se constituyeron en la autoridad apostólica y mantenían la armonía en cuanto a la doctrina de la unicidad de Dios.

A finales del siglo II los escritos se preocupaban por mantener puro el legado doctrinal y la conformación paulatina del Canon, contribuía grandemente es este propósito, sin embargo, ya surgían inquietudes acerca de una posible pluralidad interna en Dios, no obstante la mayoría permanecía en la enseñanza apostólica. 

1.2 PERIODO DE LOS APOLOGISTAS:

Defensores de la Fe
El período subsiguiente con una duración de un poco más de 100 años, fue el de los apologistas. Y se denomina así porque en este tiempo hubo unos hombres considerados defensores de la fe. Algunos de ellos, bien preparados intelectualmente, toman la pluma y escriben extensas apologías, con la finalidad de refutar lo que ellos consideraron eran calumnias, acusaciones y herejías contra la iglesia en su vida y su feEl mensaje del evangelio se extendía y el paganismo que tenía gran influencias debía ser tratado con mucha discreción con el fin de desterrarlo de la vida de los nuevos conversos para evitar una mezcla insana, de éste con el cristianismo. Esa labor se propusieron lo apologistas.


Entre los años 150 al 200 d.C algunos hombres que se habían convertido al cristianismo y que provenían de creencias paganas, y de las escuelas filosóficas de la época, comenzaron a interpretar algunos aspectos de la doctrina apostólica desde su óptica  personal, e influidos por su formación, llegaron a concluir que el Dios del cristianismo tenía rasgos de divisibilidad interna, y debido a esto, la teología cristiana debió explicarse más clara y convincentemente, comenzando a tomar fuerza la discusión cristológica al interior de la iglesia.